Los cuatro niveles básicos de contenidos en Redes Sociales
Hay básicamente dos formas de lanzarse a las redes sociales (como de lanzarse a cualquier otra cosa): la buena y la mala. Obviamente, la buena es pensando antes qué vamos a hacer allí y por qué nos interesa estar. La mala, como en casi todo, es también más rápida: hacerlo sin pensar demasiado. Parece que en el uso corporativo o profesional de las redes sociales son muchísimos los que se mueven en un rango que podríamos clasificar como “la forma regular”…
La planificación de contenidos debería ser uno de los primeros pasos a tener en mente antes de empezar con las redes sociales. Pero seguramente son muchas las empresas y los profesionales que han creado sus perfiles en estos espacios o su blog corporativo teniendo más o menos claro lo que les gustaría lograr, pero no siempre lo que van a publicar. Y entonces es mucho más complicado recorrer el trecho que va de lo que se quiere conseguir, a conseguirlo.
No suele ser buena idea lanzarse a las redes sociales sin haber trazado previamente una estrategia online. Al planificarla, desde Zinkdo proponemos considerar como mínimo cuatro niveles de contenidos a utilizar en la comunicación corporativa en redes sociales o blogs:
Dinos qué ofreces
Como estamos hablando de un uso profesional de las redes sociales, es obvio que debemos empezar explicando cuál es nuestra oferta. Qué servicios ofrecemos, qué productos, por qué son buenos, para qué sirven, por qué interesan.
Esta categoría incluye metodologías, avances, nuevos desarrollos, ofertas o promociones.
No es fácil vender directamente en las redes sociales a no ser que seas un e-commerce, pero que las redes sociales sean un espacio de conversación no significa necesariamente que nuestra oferta tenga que esconderse: más bien ha de ser un tema más de la conversación. Las redes sociales no siempre son un canal de venta directa, pero pueden (y deberían) ayudarte a vender más.
Los siguientes tres niveles pueden ayudarte a mantener la atención e interés de tus seguidores aunque quizás en este momento no estén interesados en comprarte nada. Y te pueden ayudar a conseguir que, cuando a un potencial cliente le surja la necesidad, te tenga en mente para solucionarla…
Cuéntanos quién eres
Explícanos quién eres y cómo has llegado hasta aquí. Cuál es la tradición, el origen o la historia de tu empresa. ¿Eres un emprendedor? Pues cuéntanoslo, con más motivo: aprovecha este momento de mitología emprendedora para dejarnos bien claro quién eres y por qué nos debería interesar lo que haces.
Si tu empresa lleva décadas en marcha y se inicia ahora en este terreno social, partes con ventaja: apóyate en esa experiencia, transmite la seguridad que aporta tu trayectoria en el mercado, déjanos ver la veteranía que atesoras. Explícanos cómo trabajas, qué has conseguido, qué has intentado, qué has probado. Los casos de éxito que puedas describir son una potente arma. También las acciones de Responsabilidad Social Corporativa que pueda realizar tu empresa podrían encajar en este punto.
Recuerda que quién haya de tomar la decisión de compra de lo que tú ofreces es una persona, y que las personas confiamos en quienes conocemos. Si no sé nada de ti, será más difícil que me relaje. Esto es especialmente importante si tú eres tu propia empresa: los profesionales liberales necesitan construir su marca personal con estos elementos.
Por eso en este apartado caben contenidos que nos dejen ver quién eres al margen de tu trabajo, qué espacios compartimos: aficiones, gustos, preferencias, lugares… Es cuestión de mantener un saludable equilibrio entre lo que consideremos privado, íntimo, y lo que podemos mostrar a los demás.
Cómo ves tú el mercado
Explicar lo que sucede a nuestro alrededor es también mostrar cómo interpretamos lo que está ocurriendo, y nuestra posición al respecto. Los contenidos que tienen que ver con estudios, artículos, datos y referencias de tu sector son útiles, aunque no lo hayas hecho tú. Pero eso sí, no te limites a dar la referencia y ayúdanos también a interpretar qué significa esa información: ahí es donde aportas valor.
Si además resulta que ese estudio sí lo ha desarrollado tu empresa, mucho mejor. Demuéstranos que eres un experto en tu campo, que eres un referente: por ejemplo, si has aparecido en prensa, si has participado en algún evento, si tu presentación ha funcionado bien…
Tu visión del mercado y tus aportaciones en el tema en el que se mueve tu empresa nos dejarán ver hasta qué punto sabes más o menos de lo que dices. No demuestras mucho más (como decían en aquel programa televisivo “no es lo mismo contarlo que vivirlo”), pero es un buen primer paso…
Elige un territorio diferencial
En algunas ocasiones los tres anteriores niveles podrían no ser suficientes. Quizás porque realmente el producto no da mucho más que contar, o porque la diversidad de puntos de vista que describir es limitada. Cuando se trabaja en redes sociales es interesante mantener un cierto nivel de actualización, que dependerá de muchas circunstancias, pero que en el fondo evite que el perfil quede desatendido durante un periodo de tiempo prolongado.
Una solución que usan muchas marcas para ampliar el abanico de temas es recurrir a un territorio diferencial, que aporte atributos y valores a la marca (que es lo importante), y que de paso, nos permita incrementar la frecuencia y los temas de nuestros mensajes.
Ejemplos claros de territorios diferenciales serían el fútbol o la música en el caso de los productores de cerveza o las recetas para los que venden productos de cocina o comestibles.
Por supuesto, cada empresa, cada profesional deberá medir y testar cuál es el porcentaje de mensajes que quiere dedicar a cada uno de estos cuatro niveles, o prescindir del nivel que crea no conveniente: no todo el mundo va a querer usar los cuatro. El objetivo de este artículo es mostrar que, en realidad, hay muchas más posibilidades de las que parece cuando se trata de establecer una estrategia de contenidos eficiente.
Si crees que podemos ayudarte a establecer la tuya, contáctanos: estaremos encantados de trabajar contigo.