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Errores comunes en la presencia online de las pymes

A lo largo de este año hemos tenido la oportunidad de trabajar en una serie de proyectos estrechamente vinculados a Pymes. La mayoría de estos proyectos empezaban con una fase que podríamos llamar de “diagnóstico digital”: un repaso a lo que la Pyme tiene (y a lo que no tiene) cuando se trata de evaluar su presencia en Internet. Y lo más importante, hasta qué punto esa presencia puede o no ayudarle a desarrollar su negocio.

Tras una docena de esos proyectos, hemos podido detectar una serie de errores frecuentes y de pautas comunes que son mejorables, y al reunirlos en este post no pretendemos ridiculizar, criticar o meterle el dedo en el ojo a nadie, sino más bien ayudar a quien lo necesite a mejorar sus resultados online. Tampoco pretendemos que esto sea un estudio estadístico con una amplia muestra: sólo constatamos que en los proyectos que hemos hecho en los últimos 12 meses, esta es la lista de los 10 errores más comunes que cometen las pymes en las redes sociales: 

1) Webs que no funcionan

Lo primero que tiene que tener una pyme en internet no es un perfil en Twitter ni una página en Facebook, sino una web en condiciones. Y cuando decimos en condiciones no se trata sólo de que los links funcionen, sino de que los contenidos sepan reflejar qué es la empresa, qué ofrece, por qué es bueno lo que ofrece y cómo conseguirlo. Este último detalle es importante: en varios casos no ha sido nada fácil localizar la información de contacto o que esta funcionara…

2) Elegir mal las redes sociales

Este es seguramente el error más frecuente. A menudo, las pymes eligen en qué red quieren estar a partir de en qué red se sienten más cómodos como usuarios. Si uno está tranquilo en Facebook pero no conoce los entresijos de Linkedin, se tira a la piscina rápidamente: hagamos un perfil (ni siquiera una página) en Facebook aunque nuestro negocio sea un B2B de un nicho muy concreto. Obviamente, este es un error frecuente: decidir en qué redes sociales se ha de estar no depende de lo que fácil que sea, sino de la coherencia con nuestro modelo de negocio y con nuestra capacidad de generar contenido.

3) Ocupar espacios no significa necesariamente estar en ellos

Muchos deciden que aún no es el momento de entrar en redes sociales, por un motivo u otro (muchas veces, motivos discutibles). Y por lo tanto, se opta por no crear ningún perfil, ya que crearlo significa, dicen, mantenerlo. No siempre es así: es una buena práctica reservar los espacios que tienen que ver con nuestra marca. Por ejemplo, que el nombre de usuario que mejor le va en Twitter a nuestra pyme esté libre hoy no quiere decir que lo vaya a estar mañana…

Vale la pena “ocupar” los espacios relativos a nuestra marca, dejar un perfil anunciando que en breve los usaremos y evitar problemas futuros, cuando nos decidamos a ponerlos en marcha. Siempre mejor tenerlos nosotros antes de que los ocupe un competidor, un cliente descontento o alguien con intenciones que quizás no sean las mejores…

4) Perfiles mal construidos

Esto es una plaga. Perfiles sin biografía o con una bio mal escrita  y con el fondo de nubes; logos imposibles de distinguir al tamaño de un avatar en el muro de Facebook; empresas actuando como si fueran usuarios particulares en Linkedin…

Hay unas pautas mínimas de calidad que necesitan nuestros perfiles en las redes sociales, de la misma manera que exigimos a nuestra web un mínimo de coherencia con nuestra marca, ¿o no?…

Que no nos extrañe tener pocos seguidores si el espacio que les ofrecemos no cumple con unos mínimos de calidad y coherencia…

5) Contenidos desaprovechados

Esta es una gran piedra en muchos zapatos: ya estoy en las redes sociales y ya tengo blog, y ahora ¿qué digo?

Dedicarse a publicar únicamente el titular de una nota de prensa al mes no es la mejor política para un perfil de Twitter. Tampoco funciona tuitear mucho el día que nos acordamos y dejar de publicar durante semanas, hasta el próximo atracón de tweets… Empezar un blog con muchas ganas para dejarlo abandonado después del cuarto post, dejándolo languidecer durante un año (pero enlazado desde la home de nuestra web) es también pecado mortal.

Suena pesado, pero el ejercicio es interesante: hay que hacer un plan de contenidos, saber de qué vamos a hablar y cada cuanto, qué temas caben y que temas no, qué palabras clave vamos a usar (especialmente interesante en el caso de los blogs) y acordarnos de que optimizar contenidos es una buena manera de ganar posiciones en los buscadores…

6) No contestar

No temas, no te vamos a citar el manifiesto de que los mercados son conversaciones y tal. Lo único que te vamos a pedir es que tengas en mente que las redes sociales no son (sólo) para que nos cuentes tus cosillas, sino también para responder a quien te pregunte. Sí, a veces la gente se pone pesadita, pero oye, tú lo has querido: si entras a jugar en redes sociales o en blogs, juega bien y responde a quien te pregunte. Y te digo más: si alguien usa ese formulario de contacto que tienes escondido en la web (que ya es para premiarle), contéstale. Rápido. Por favor.

Si este punto ya lo tenías claro, vamos un poco más allá: además de contarnos cosas y de responder preguntas, ¿qué tal si te lo trabajas un poco más y nos aportas respuestas aunque las preguntas no sean sólo para ti? Ahí si lo estarás haciendo bien: añade la dosis correcta de proactividad.

7) Querer volumen sin tener presupuesto

Todas las redes sociales son empresas que como tales buscan un beneficio. No te escandalices: tú también lo buscas. Así que hay que tener claro que si en un plazo de tiempo cortito quieres tener una gran masa de seguidores (para qué lo quieres es otra pregunta), asume que tienes que rascarte el bolsillo.

No puedes tener miles de seguidores en Facebook en unas semanas sin invertir en Facebook ads. No conseguirás miles de lectores en tu blog en un par de meses sin Google Adwords. Tu web difícilmente te aportará ingreso sin un buen repaso de SEO y sin un lanzamiento en SEM.

¿Puede conseguirse todo ello sin dinero? Bueno, sí se puede, pero no lo conseguirás a corto o medio plazo, y no lo conseguirás sin horas de dedicación a generar contenidos de calidad.

8) No prestar atención a los buscadores…

Especialmente interesante para empresas que ya tienen un cierto recorrido en el mercado pero que apenas se inician en el tema online: practica el egosurfing. Busca en Google tú nombre, el de tus productos, el de tus directivos, y a ver qué sale. ¿hay críticas, hay comentarios positivos, no hay nada? Luego, haz lo mismo con tus competidores ¿qué tal resistes la comparación? Y finalmente, busca los nombres genéricos que definen tu producto… ¿Se te cita, aparecen tus productos o los de la competencia?

Con este pequeño ejercicio (que puede llegar a ser bastante más complejo), tendrás pistas acerca de dónde debes estar, qué deberías mejorar y qué tipo de contenidos pueden ayudarte, qué imagen hay de ti en el mercado, o qué imagen deberías empezar a construir.

9) No cuidar los detalles

A veces, la credibilidad depende de pequeños detalles. Nos va a costar más comprarte online si tu web tiene faltas de ortografía. Nos haremos una imagen equivocada del todo si cuando nos hablas de tu equipo usas imágenes de galerías donde a los modelos los viste de traje y corbata. Mucho cuidado con las imágenes sobadísimas de manos que encajan, de flechas azules que dibujan una gráfica creciente, de muñequitos de grandes cabezas que sostienen bolígrafos gigantes. Incluso la imagen que ilustra este post ya está un poquito sobada, aunque hemos buscado . ¿Te suena esa imagen de la pelota verde que sonríe rodeada de pelotas azules? Ya, a nosotros también: no la uses para explicarnos en tu blog que tú sí eres diferente… (Si no sabes a qué me refiero, busca en Google “diferenciación” seguro que sale, junto con los muñequitos de cabezas redondas. Son una plaga).

¿Estás en varias redes sociales pero en tu web solo hay links a Twitter y a Facebook? ¿Tu perfil en Linkedin no tiene foto, o es una foto de hace diez años?

Este tipo de pequeños detalles acaban erosionando tu marca. Cuidado.

10) Dejarlo en manos inapropiadas 

Este es igualmente un error muy común: asignar las tareas de las redes sociales a quien no tiene ni la formación, ni quizás el tiempo ni a veces el carácter apropiado.  De la misma manera que queremos cuidar la imagen de nuestra empresa en Internet, deberíamos cuidar al equipo que se va a encargar de ello. A veces, unas cuantas sesiones de formación obran milagros en quien más o menos se maneja bien a nivel particular. Y en otras ocasiones, hay que poner un poco más de esfuerzo…

Nos ha quedado un post excesivamente extenso: si has llegado hasta aquí, muchas gracias por tu atención y esperamos que te haya resultado útil la lectura. Si te ves en cualquiera de estos puntos, no te preocupes, contáctanos y hablemos, seguro que lo podemos arreglar…