En lo que va de año, en Zinkdo hemos tenido oportunidad de trabajar en varios proyectos de orientación de uso de redes sociales para directivos. El objetivo era triple: hacer un diagnóstico del uso de las redes actual desde el punto de vista de la prevención en reputación online; explorar nuevos usos corporativos desde la voz de los directivos y responder a dudas en el uso de las redes para profesionales de sectores diversos con poco tiempo que perder.
En este último punto, en la resolución de dudas, una cuestión que se ha repetido en varios casos es la creciente reticencia de estos directivos a usar Twitter, a no ser que sean perfiles con una cierta experiencia en el uso de redes y que ya vengan publicando en Twitter de forma habitual. Hemos visto que el profesional atribulado que ha de obtener un rendimiento de esfuerzo en redes sociales percibe la del pájaro azul como un entorno hostil, bronco y dado a la crítica anónima. En cambio, ha dejado de ser tan repetido ese antiguo mito de que Linkedin sólo era útil si estabas buscando un cambio laboral.
A nuestro entender, confluyen dos factores clave que explican esa posible migración de la conversación profesional de Twitter a Linkedin: la impotencia de Twitter ante el uso abusivo de haters y trolls y la acertada secuencia de mejoras a favor de la conversación que ha puesto en marcha Linkedin. Todo ello, ha provocado un descenso muy notable en las tasas de notoriedad de Twitter respecto 2017.
Twitter empeora
Incluso Jack Dorsey, fundador y CEO de Twitter, ha manifestado en público su frustración por los “abusos, hostigamiento, ejércitos de trolls, manipulación con bots y campañas de desinformación” que se han llevado a cabo en la arena de su red social. Y se ha comprometido en un tweet (cómo no) fijado en su cuenta a ayudar a incrementar el alto valor que podría tener una conversación abierta y civilizada en su red.
Basta con entrar a Twitter y ver qué es trending topic hoy. Haz la prueba. Seguro que al menos tres temas tienen que ver con nombres propios. Entra en esos topics: apuesto a que enseguida verás no menos de una docena de tweets con insultos o faltas de respeto, con descalificaciones o con medias verdades.
¿La culpa es de la herramienta o es de cómo la usamos? ¿Nos molestamos en informarnos, en dejar de difundir rumores o versiones tergiversadas de hechos que, seguramente, pierden importancia si se explicaran tal y como son? ¿Usamos Twitter para explorar las ideas de quienes no piensan como nosotros o para denostarlas y regodearnos en quien nos dice lo que nos gusta oír?
El debate da para mucho y es muy interesante. Twitter ha sido una de mis redes sociales favoritas, pero no quisiera desviarme del tema de este artículo, así que dejo aquí esta pregunta que prometo hacerme: ¿Lo que tuiteas, lo que retuiteas, lo que marcas como “me gusta” en Twitter te hace mejor? ¿Nos hace mejores a los que te seguimos?
Y Linkedin mejora
Linkedin siempre ha aspirado a ser el entorno de la conversación profesional: quedarse en un repositorio de currículums no es negocio. Y lo viene intentando a veces con menos acierto y a veces con más. Entre los intentos fallidos, consideramos el más irritante la avalancha de notificaciones que los pobres usuarios enviaban empujados por la plataforma. Linkedin ha abusado, sobre todo desde mediados de 2016 a finales de 2017, de cualquier actividad de los usuarios para que llovieran notificaciones sobre sus contactos: que si actualices tu perfil, que si te falta un detallito, que si ahora te han validado en una aptitud, que si no querrás por casualidad validar tú estas aptitudes de tus contactos, que si te sugerimos que contactes a estas trescientas personas.
El objetivo de la notificación, claro está, no es otro que el que atraer visitas recurrentes de los usuarios a la plataforma: para ver el contenido de la notificación, has de entrar. Y tener esas visitas recurrentes es la única manera de que se acabe generando esa conversación. Hoy sigue haciendo este tipo de trucos, pero más sutilmente: hasta hace poco, si un usuario de Linkedin enviaba un mensaje corto a otro en esta plataforma, el receptor veía el mensaje en la notificación de correo electrónico recibida. Hoy, si quiere ver el mensaje ha de entrar en Linkedin, aunque sea para leer un escueto “gracias”. No es casualidad, es como Linkedin nos empuja a entrar, y tampoco debe ser casualidad que esta red haya mejorado en el diseño de su interfaz desde que fue adquirida por Microsoft.
Linkedin también quiso generar ese debate entre usuarios a través de contenidos largos, y por eso puso en marcha Pulse, un entorno de blogs profesionales dentro de la plataforma que ahora ha acabado integrado del todo entre las posibilidades de Linkedin: basta con pulsar en “escribir un artículo” en lugar de redactar unas líneas y publicar. Veremos si el cambio tiene efecto, por ahora no lo parece…
Pero lo que atrae al uso de Linkedin en lugar de Twitter para un entorno de negocios es la suma de ventajas como:
En Zinkdo seguiremos atentos a estos cambios y evoluciones para ayudar a nuestros clientes en el uso profesional de Twitter y Linkedin, con el objetivo de optimizar su tiempo y mejorar la gestión de su marca personal y su reputación online.